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Me casé a los 19 años, y teniendo mis propios problemas con mi marido me olvidé por completo de que tenía un hermano de 15 años.
No me di cuenta si terminó la Secundaria o si siguió estudiando.
Ya casado él y con la frecuencia con la que su esposa y yo conversábamos me di cuenta, con verguenza, de lo que había sido la vida de mi hermano en su adolescencia.
A los escasos 11 años, mi hermano estaba en la Secundaria y fue ahí en donde empezó a tomar cerveza con sus amigos, a pesar de que ya lo habían suspendido de otra Secundaria porque llevaba varias materias reprobadas, pues lo cambiaron a ésta otra que, según lo que mi hermano me dijo, estaba menos vigilada por Maestros y por el Director, así que los alumnos tomaban en los recesos y nadie se daba cuenta…
Y así siguió.
La Preparatoria la curso en una de “mala muerte”, bueno eso dijo, en donde ya los chicos eran mayores.
Y se fue por algo más que “unas cervezas”, empezó a tomar pastillas y a fumar mariguana.
Mi madre siempre fue una persona enferma, mi hermana mayor la cuidaba.
Mi padre, nos daba todo, siempre estuvimos bien económicamente, pero nos faltó su presencia.
Así que, nadie se dio cuenta de lo que pasaba, pues cuando llegaba mi hermano a casa era muy tarde, y ya se le habían pasado los efectos de las drogas.
Cuando empezó con las pastillas, estás se las proporcionaba una amiga que conoció en un baile y que era enfermera en un Hospital, pero, cuando no conseguía nada, le robaba a mi hermana las pastillas que mi mamá se tomaba, para los nervios y dolores reumáticos...
Así que no le faltaba con que drogarse.
En ese entonces tendría mi hermano cerca de los 22 o 23 años.
Mis padres y mi hermana nunca se dieron cuenta, y yo menos ya que vivía muy aparte.
Ahora pienso que, si yo hubiera tenido una mejor relación con mi hermano, quizá hubiera ayudado en algo.
Eso nunca lo sabré, porque hoy todavía nos culpa de aquellos años en que le daban de todo… menos atención.
¿Cómo podía ser que un niño de 11 años tomara y que en casa nadie se diera cuenta?
Al parecer, aun después de casado, siguió fumando mariguana y tomando alcohol, desatendiendo así a su esposa, y por ende su matrimonio iba al fracaso.
Hasta que un día su esposa que, en aquel entonces había procreado un hijo, cansada de verlo destruirse y, no queriendo que las consecuencias recayeran en su hijo, decidió pedirle el divorcio.
Primero fueron pleito tras pleito, pero, nada de divorcio y mi hermano ni se componía, seguía con las drogas y el alcohol.
Ya cuando se vio solo, fue que reaccionó y fue a buscar a su familia.
Hablaron solos, él y su esposa.
Prometiendo que iba a dejarlo todo por ella y su hijo.
Ella, se ofreció a ayudarle día con día, al grado de que cuando yo los empecé a frecuentar mi hermano ya era otro.
Y yo... Nunca supe de sus sufrimientos, nunca estuve cerca de él para haberle ayudado.
Hoy le doy las gracias a su esposa por haber tomado la decisión de ayudarle para no perderlo.
Hoy en día son muy felices.
Mi hermano terminó sus estudios que había dejado truncados por las drogas, y con gran orgullo digo, que hoy es un gran Ingeniero.
Y eso... me ha animado a retomar mis estudios.
FIN